Recuerdos : Por Rolando Chateauneuf
La abuela siempre vivió con la tía Juana a partir de los alejamientos de sus otros hermanos. Recordemos que Renée se casa en 1926, Violeta retorna a Francia a comienzos de los años 1930 y Marcelo posteriormente se casa.
La tía Juana contrajo matrimonio con Dinko (Domingo) Zaninovic, quien se queda viviendo con ella. Primero en la casa de la calle Mapocho y después en la de Ñuñoa, en la calle entonces llamada Tocornal, más adelante Los Orientales y posteriormente hasta hoy, Eduardo Castillo Velasco.
Muy buen entendimiento hubo siempre entre el tío Dinko y sus suegros.
La abuelita María Valeria lo apreciaba mucho a ese hombre de gran empuje, muy buen padre y esposo; lamentablemente él fallece muy joven a la edad de 46 años en 1956.
A esa casa frecuentemente íbamos los nietos. La abuela siempre nos recibía con cariño y atenciones. A veces nos regalaba unos billetitos nuevos.
Un hecho que debe tenerse presente es que los tres matrimonios y los abuelos por varios años fueron vecinos en Ñuñoa. En la entonces llamada calle Tocornal –muy cerca de Campos de Deporte, calle que moría o nacía en ese importante campo deportivo que alcancé a conocer, que bordeaba a la calle Carmen Covarrubias—, se construyeron las tres casas de los hijos del matrimonio, que permanecieron en Chile. Ellas fueron diseñadas y construidas por el tío Marcelo. Eso permitió una importante cercanía entre las tres familias y especialmente para nosotros, entre los primos.
Los abuelos habían vivido inicialmente en el poniente de Santiago. Su última vivienda fue la casa que adquirieron en la calle Mapocho, a unas cuadras al poniente de Matucana. Tenues recuerdos tengo de esa vivienda y de los dos abuelos cuando vivían allá. Recuerdo que un día el abuelo Esteban me llevó en un tranvía eléctrico de uso público pero de propiedad privada cercano de la casa, desde Matucana por San Pablo corría hacia el poniente; me quedaron recuerdos de ese viaje y del cerro Navia.
De allí se mudaron a la Comuna de Ñuñoa.
Fue de lamentar que mi familia Chateauneuf Deglin debió alejarse en 1939 del barrio ñuñoíno con motivo de que la ruina nos golpeó. El grupo familiar debió emigrar al poniente de Santiago, para vivir estrechamente en su nuevo lugar de trabajo, mientras la madre administraba la tintorería de M. Verrier donde antes, siendo una niña, había entrado a trabajar; la casa de Ñuñoa debió arrendarse.
Casi todos los domingos íbamos a ver a los abuelos a casa del matrimonio Zaninovic Deglin. La otra casa que frecuentábamos mucho era la del tío Marcelo, quien construyó una piscina. Todos los nietos y los primos, allí aprendimos a nadar y concurríamos frecuentemente a ella.
Después de la piscina, íbamos a tomar once donde la tía Juana y los abuelos. La abuela que con gran cariño nos recibía; recuerdos especiales de las onces habituales fueron el platito con una manzana cocida y los gofres polvoreados de azúcar flor que ella preparaba, que entiendo los terminaba en una gofrera fundida por el abuelo.
La abuela era muy activa; recuerdo con simpatía cómo cultivaba un pequeño huerto con varias hortalizas y además tenía un pequeño gallinero; eso era una costumbre muy europea. También le gustaba mucho cocinar; se me ha recordado la exquisita preparación de liebres que traía su yerno Dinko de sus salidas de caza.
Recuerdos especiales tengo del abuelo y de sus obras artesanales y artísticas que realizaba. Muchos trabajos en madera con adornos pirograbados y además pintados. Desde luego conocí varios de sus trabajos de fundidor. En nuestra casa tenemos una banqueta de buena madera, muy hermosa con pirograbados y con esos clavos de grandes cabezas circulares. Mientras escribo estas líneas en Viña del Mar, observo una hermosa cubre chimenea de madera con sus dibujos pirograbados y pintados que muestra una iglesia y un grupo de religiosos de ambos sexos; sus bordes superior e inferior poseen tallados. Él utilizaba para sus trabajos artesanales revistas que recibía de Francia.
El abuelo fallece de cáncer el 28 de noviembre de 1940. Sin duda que nos dejó un gran vacío.